Visión del 11º Presidente del Consejo de Derechos Humanos
S.E. Embajador Maza Martelli,
acerca del trabajo y desafíos que enfrenta el Consejo en 2017
Ginebra, 22 de febrero de 2017 English version
Desde mi elección como Presidente del Consejo de Derechos Humanos, he sentido un inmenso orgullo y suma humildad, ante tan relevante nuevo cargo. He servido como Embajador de mi país, El Salvador, durante muchos años – treinta y tres años, para ser exactos. A lo largo de mis años de experiencia profesional, he sido testigo en primera persona de cómo los derechos humanos desempeñan un papel destacado en todos los aspectos de nuestras vidas, y he constatado los efectos positivos de priorizar los derechos humanos.
Mi país, como muchos otros, ha hecho frente a tiempos difíciles en los últimos años. Ante los desafíos, tanto el pueblo como el gobierno de El Salvador han promovido los derechos humanos como una prioridad en nuestros objetivos para superar las dificultades. Como resultado, mi país avanza con paso firme, fortaleciéndose día a día.
A nivel global, la situación actual es profundamente preocupante, especialmente en términos de derechos humanos, con miles de personas sufriendo injusticias a diario. Casos de violencia, discriminación, desigualdad y graves violaciones de los derechos humanos, afectan a la vida de personas en todo el mundo. Estos son problemas que no pueden resolverse simplemente a través de acciones nacionales, o incluso regionales, sino que requieren esfuerzos concertados por parte de la comunidad internacional en su conjunto. Por lo tanto, es esencial que nos mantengamos firmes en nuestro compromiso y empeño encaminados a garantizar la primacía de los derechos humanos en toda circunstancia.
El Consejo de Derechos Humanos está formado por Estados miembros y observadores provenientes de todas las partes del mundo, que se reúnen para afrontar los desafíos comunes, mejorar la situación de los derechos humanos y lograr un impacto tangible y positivo en la vida de las personas.
La promoción y protección de los derechos humanos es la base de la labor del Consejo de Derechos Humanos y, como Presidente, estoy comprometido con el avance de los derechos humanos a nivel global. Mi misión durante la Presidencia será asegurar la permanente preeminencia de los derechos humanos en el marco de un sistema cooperativo donde prevalezca el primordial interés por los derechos humanos ante cualquier circunstancia. Mi trabajo diario se guiará por la transparencia y una política de puertas abiertas, dispuesto a escuchar a todos, y esforzándome por lograr el consenso mediante las aportaciones de todas las partes interesadas.
Es por ello que mi visión para el Consejo en 2017 se centra en tres grandes ejes:
En primer lugar, fortalecer la integridad institucional del Consejo y su mayor visibilidad como el principal órgano de derechos humanos de las Naciones Unidas, y parte esencial del pilar de derechos humanos.
En segundo término, continuar fortaleciendo la cooperación y el diálogo entre todos y cada uno de los actores en el Consejo en la búsqueda de consensos.
Y, un tercero aspecto, el cumplimiento de nuestro programa de trabajo para este año dentro de los parámetros del marco institucional del Consejo.
Los tiempos convulsos en los que vivimos exigen y ameritan la atención y esfuerzo del Consejo. Esta situación global conlleva un aumento de la carga de trabajo, no sólo en el marco del Consejo, sino en todo el sistema de derechos humanos de las Naciones Unidas. Sin embargo, paradójicamente, los recursos destinados a los derechos humanos están disminuyendo. Cuando hablamos de derechos humanos no hablamos de números, sino de personas. Nunca lograremos alcanzar paz, seguridad y desarrollo sin antes garantizar el pleno disfrute de los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos. En consecuencia, no podemos permitir que el trabajo del Consejo de Derechos Humanos se vea limitado por la falta de recursos. Es por ello que este año trabajaré con todas las partes interesadas del Consejo para abordar la cuestión de los recursos, e instar a la comunidad internacional a fortalecer su apoyo al Consejo de Derechos Humanos, y al sistema de derechos humanos de las Naciones Unidas en su conjunto.
Como principal órgano de derechos humanos de las Naciones Unidas, el Consejo de Derechos Humanos se erige como un faro de esperanza para muchos en todo el mundo. Esta es una gran responsabilidad. Pero es una responsabilidad que nosotros, los Estados miembros y observadores del Consejo, tenemos la obligación de asumir y cumplir. Para ello necesitamos una acción pragmática y responsable. Como lo es el diálogo constructivo y la cooperación genuina, no sólo entre los Estados miembros, sino también entre todos y cada uno de los actores participantes del Consejo.
En su undécimo ciclo, el Consejo de Derechos Humanos se enfrenta a una multiplicidad de desafíos. No obstante, no podemos perder nuestro optimismo y determinación. Debemos seguir trabajando para cumplir con nuestro mandato de promover y proteger los derechos humanos, por y para el bien de toda la humanidad. Ante los desafíos que afrontamos, debemos trabajar colectivamente. Por medio de la cooperación y el diálogo, podemos encontrar las soluciones óptimas.
S.E. Embajador Joaquín Alexander Maza Martelli es representante permanente de la República de El Salvador y el 11º Presidente del Consejo de Derechos Humanos.
Share this Post