Nota: Este artículo está basado en una nota presentada por S.E. Sr. Michael Møller, Secretario Adjunto de las Naciones Unidas y Director General de La Oficina en Ginebra de las Naciones Unidas, el jueves 19 de junio de 2017, durante una consulta informal de un día completo sobre ‘Derechos Humanos y la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible: Oportunidades y retos a’, organizada por las Misiones Permanentes de Chile y Dinamarca, junto al grupo central (Ecuador, Luxemburgo, Portugal, Rwanda y Uruguay) y el apoyo de Universal Rights Group.
En 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, texto fundacional para esta organización. Este documento ha sido traducido a más de 500 idiomas y exhibido en innumerables muros en el mundo entero. Sus redactores tuvieron la idea revolucionaria – en el momento – de ampliar el alcance de los derechos humanos más allá de lo político o jurídico para incluir las necesidades fundamentales de la población. Los derechos humanos incluyen ahora el derecho al trabajo, el descanso, la asistencia sanitaria, la educación, la cultura y muchos más. En definitiva, reconocieron el vínculo intrínseco entre los derechos humanos y los pilares del desarrollo.
Es en parte para reiterar el vínculo inherente entre derechos humanos y desarrollo que estamos reunidos aquí hoy. Quisiera agradecer a las Misiones Permanentes de Chile y Dinamarca, junto con el grupo central – Ecuador, Luxemburgo, Portugal, Rwanda y Uruguay – y Universal Rights Group, por hacer posible este oportuno evento.
Oportuna porque todos nos estamos embarcando en un ejercicio sin precedentes. Por primera vez tenemos una hoja de ruta colectiva y universal: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Ahora que hemos trazado la hoja de ruta, sin embargo, es hora de emprender el viaje. Es hora de implementar los ODS a nivel de país. Sí, la Agenda Internacional 2030 fue adoptada en 2015 por la comunidad internacional reunida en Nueva York. La implementación, sin embargo, no tendrá lugar en Nueva York y no tendrá lugar en Ginebra. Ésta se llevará a cabo a nivel nacional y local, con la participación activa de los parlamentarios, los líderes regionales y locales, la sociedad civil, el sector privado y los ciudadanos medios, para nombrar sólo algunos de los actores que deben convertirse en actores de los ODS.
Mientras los gobiernos nacionales tienen un papel central a jugar, la implementación “localizada” a nivel de base es fundamental. Las lecciones aprendidas durante décadas de trabajo de desarrollo son concluyentes: las soluciones no se pueden imponer de arriba hacia abajo. Las soluciones deben basarse en las necesidades de las comunidades locales. Deben ser propiedad de las partes interesadas locales. Deben estar abiertos a iniciativas de abajo hacia arriba. No deben excluir a nadie.
La implementación de los ODS será una ecuación compleja, con muchas variables. Aunque la Agenda 2030 se divide en 17 ODS, en realidad se basa en la comprensión de que el progreso en un campo de acción depende a su vez de otro. Los progresos en materia de desarrollo no pueden separarse de los otros dos pilares de las Naciones Unidas: la paz y la seguridad y los derechos humanos. En otras palabras, las líneas tradicionales que dividen disciplinas entre sí sólo sirven para reducir nuestro campo de visión. Los tres pilares de la ONU ahora tienen que unirse, en la misma dirección.
Por eso no existe un “ODS sobre Derechos Humanos”. Todo el Programa de 2030 se basa en los derechos humanos. El Programa es universal, está basado en los derechos y se centra en los más vulnerables. Los derechos humanos son parte integral de todos los ODS y si la fase de implementación no toma en cuenta esta realidad, cualquier progreso que se realice será en última instancia ilusorio. Concretamente, esto significa que los derechos humanos no son responsabilidad de otra persona. A nivel nacional, esto significa que todos los ministerios tienen un interés en los derechos humanos, no sólo el ministerio de justicia. Dentro del sistema de las Naciones Unidas, significa que todos tenemos un papel que desempeñar en los derechos humanos, no sólo la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos o el Consejo de Derechos Humanos. Los derechos humanos están en juego al apoyar a los Estados Miembros en el fortalecimiento de las instituciones de salud, la creación de infraestructura de telecomunicaciones o la facilitación del financiamiento de proyectos de acción climática, por nombrar sólo algunos.
Hacer esto realidad requiere revolucionar la forma en la que funcionan las instituciones -en todos los niveles de gobierno-. Deben romperse las divisiones y mentalidades burocráticas que se remontan a la era de la posguerra. Ya no podemos permitirnos premiar a instituciones e individuos por acaparar información y duplicar iniciativas. En su lugar, debemos incentivar las asociaciones y el intercambio de información. Tenemos que aprender a aportar nuestras ventajas competitivas para entregar resultados a quienes estamos destinados a servir: en primer lugar los más vulnerables entre nosotros. Desde que asumió el cargo, nuestro Secretario General ha liderado el camino en este frente de muchas maneras. Su enfoque en la prevención de conflictos se basa en un compromiso a largo plazo con el desarrollo sostenible, la única manera de abordar las causas de los conflictos. Para cumplir con los ODS, lanzó una revisión de largo alcance de todo el Sistema de Desarrollo de la ONU. Este proceso continuo tiene como objetivo reposicionar el sistema para cumplir con los ODS e integrar a éste los derechos humanos y la igualdad de género. Parte de este esfuerzo implicará un nuevo examen de los coordinadores residentes para asegurarse que cuentan con la calidad, la autoridad y la imparcialidad necesarias para ayudar a hacer una diferencia tangible a nivel de país.
Si bien la implementación no tendrá lugar en Ginebra, esta ciudad jugará un papel central como centro global de los ODS. Este papel se deriva de tres valores añadidos que Ginebra trae a la mesa. En primer lugar, es un ecosistema único que reúne a una amplia gama de actores con la experiencia y el conocimiento necesarios para abordar los conflictos, los desafíos del desarrollo y las violaciones de los derechos humanos.
Pero Ginebra es más que la suma de las acciones individuales emprendidas por cualquier entidad. Es también el hogar de la mentalidad cooperativa necesaria para llevar a buen puerto la Agenda 2030. Es un verdadero laboratorio, donde la proximidad de los actores fomenta la colaboración, el profundo conocimiento institucional es compartido y las distintas partes están dispuestas a experimentar, a veces fallar, pero en última instancia a hacer avances. Ginebra es también más que un lugar donde las discusiones tienen lugar. También es un lugar donde se hacen normas, estándares y decisiones globales que afectan nuestras vidas.
Por último, Ginebra es única por su poder de convocatoria. Su capacidad para reunir rutinariamente a actores en un centro. Tomemos el campo de la salud, por ejemplo. Ginebra, que cuenta con más de 100 organizaciones de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales, 178 representantes de Estados Miembros, unas 400 ONG, más de 250 misiones permanentes y otras delegaciones, un sector privado dinámico y destacadas instituciones académicas, ofrece una plataforma única para la colaboración horizontal y vertical.
La Agenda 2030 es nuestra mejor esperanza para dejar a las generaciones futuras un planeta más seguro, más justo y más saludable, pero fracasará si no podemos aprender a reimaginar nuestra forma de trabajar. Al igual que los redactores de la Declaración Universal de Derechos Humanos, debemos aprender a ver que el desarrollo y los derechos humanos están interconectados. Debemos aprender a incorporar un “reflejo de los derechos humanos” en nuestras acciones a nivel de base, nacional, regional y global.
Foto: Mr Michael Møller, Director-General OONUG addresses during the Geneva Lecture Series “Complexities of peacemaking: The untold story”, Palais des Nations, Geneva. 13 de Noviembre de 2013. Foto por: Violaine Martin Licencia: CC BY-NC-ND 2.0.
Share this Post